Durante una de nuestras pláticas, Yoly me decía que no podía superar una ausencia, coincidentemente yo pasaba por algunos procesos de pérdida, pero en mi caso eran nada parecidos al de ella.
Sus comentarios me hicieron pensar en cómo nos afectan las diferentes ausencias que se van presentando en nuestras vidas. Todo lo que va interactuando con nosotros lo hacemos parte nuestra. El compañero de banca, la maestra, la mascota (la maestra y la mascota son dos entes distintos), el juguete, los libros.
Cualquier persona u objeto en algún momento van a ser sólo un recuerdo, pero nunca pensamos en eso. Nunca nos preparamos para el momento en que serán una ausencia. Algunos casos porque no les damos el valor preciso y otras porque las valoramos tanto que, de forma inconsciente, queremos que no se vayan nunca. Y hasta en un punto egoísta llegamos a pensar que sería mejor irnos nosotros primero antes que afrontar esa pérdida.
Esas ausencias, las que se sienten en el estómago (nunca he sentido una ausencia en el corazón) cuando se dan, las que nos dejan como si recibiéramos un golpe que nos saca el aire, desconcertados, extraviados, aturdidos, son las que inspiran canciones, música, obras de teatro, películas, libros, esta entrada.
Esas ausencias las sentimos físicamente, como un hueco, interpretado como "se fue una parte de mi" y usada en todas sus variantes llanas y poéticas en tantas y tantas obras. El ejemplo más acabado son Romeo y Julieta: morir antes que vivir con la ausencia.
No importa cuán bien o mal hayamos aprovechado o disfrutado a esa persona cuando la tuvimos. El problema es que hoy ya no está hasta olvidas o borras todo lo malo, quedándote sólo con todos esos episodios que te hicieron dar, cada uno de ellos, un pedacito de ti, las más de las veces sin darte cuenta.
Nadie puede llenar ese espacio, ni el tiempo me dice Yoly, pero no se trata de llenarlo, se trata de darnos cuenta de que hay sucesos que ya no se pueden revertir, pero sobre todo darse cuenta de que nosotros, hoy, para muchas otras personas, estamos presentes.
Lo cierto es que, esas 'ausencias', como las denominas, la mayoría de las veces son inevitables, sorpresivas y, finalmente, nefastas...
ResponderEliminarPor alguna razón, cuando hablaste del tema, lo primero que vino a mi mente fue 'muerte'... y claro, muerte de seres humanos valiosos e importantes dentro de nuestro entorno...
Si bien es importante y muestra de madurez el superar una pérdida, o ausencia, lo es también aprender a mantener la memoria intacta... de emociones, de palabras, de sensaciones, de quienes ya no están más ahí.
Quizá es que es uno de esos valses que yo preferiría no bailar... pero la vida jamás pregunta y ahí hay que ir... a conceder la pieza aunque sea de mala gana.
Saludos y besos...
*Soy fans!
Qué perceptiva! esta entrada surgió a raíz de que Yoly me ha comentado en diferentes momentos de lo pesado que resulta la ausencia de una persona, y traté de darle una palmadita y que notara que, de forma virtual, ahí estoy parado para escucharla
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