martes, 28 de febrero de 2012

Loco yo?

Te has preguntado ¿En qué mundo vivo? Pero hay quienes, literalmente, viven en otro mundo, y no, no hablo de los políticos, mucho menos de los dictadores.

Me refiero a esas personas que vemos en cualquier parte, sucios, en harapos, caminando sin rumbo, hablando con sus fantasmas. Arrastrando su historia, y las de sus seres queridos, entre sus zapatos raídos.

¿Cuál es su mundo? Mientras yo me pregunto cada día qué ropa voy a usar, qué zapatos debo limpiar, si me voy a peinar o simplemente voy a pasarme las manos por el cabello. Y sigo pensando qué voy a comer, cómo voy a saludar, a quién me voy a encontrar, qué van a pensar quienes me vean caminar con mi ropa limpia y planchada. Si la persona con la que comparto el asiento en el autobús piensa en qué rayos estaba pensando yo cuando me puse esa loción y si le digo que el país está mal porque nos "dirigen" una sarta de vividores o que el chofer es una perfecta bestia.

Me debería importar lo que piensa de mi Doña Toñita la de los tamales o Don Tomás el barrendero o el mamón del vecino o la piadosa Doña Mary? O los cientos de desconocidos con los que me cruzo a diario.

Por qué preocuparme de todo eso? Por qué no vivir la realidad que vive ese "loco" ignorado? Gastamos mucho dinero, tiempo y vida tratando de ser "normales" porque la aceptación social está en nuestros genes.

Pero, al final, ese loco sigue viviendo, tal vez no esté tan mal. Y quién soy yo para decir si está bien o mal? Mejor sigo mi camino que el loco puedo ser yo y me estoy perdiendo la diversión.

2 comentarios:

  1. 'Los locos somos otro cosmos', diría Oscar de la Borbolla... y acaso hacemos las cosas para mantenernos dentro de los estándares sociales permitidos... pero la verdadera libertad, mi querido señor, está dentro de nosotros mismos, de la toma de decisiones cotidianas que concluirán en ese que se cuestiona tantas cosas y lo pone en letras para compartir con algunos desconocidos...

    Ya me regaló una sonrisa...
    ... continúo leyendo...

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  2. Pasamos tanto tiempo pensando o preocupándones de lo que los demás pueden pensar, lo que debería importar, creo, es sentirnos bien y ya, nunca vamos a satisfacer a todos.

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