En alguno de estos días se desarrolla una boda, previa a ésta, y por coincidencia en otra fiesta de bodas, dos mujeres hablaban sobre la que estaba por llevarse a cabo, hablaban sobre el novio, para ser más precisos.
Una de las mujeres, más joven que su compañera de conversación y soltera, comentaba que quien estaba por casarse le gustaba desde hacía tiempo, pero nunca había hecho ni un solo comentario al respecto a nadie y, en broma, comentó: Yo sería quien me estaría casando con él.
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Al pensar en la historia anterior, recordé otra, un tanto más larga, un mucho más intensa, demasiado real para ser una historia pero demasiado irreal para ser una anécdota. Trataré de relatarla lo mejor posible porque tiene muchos saltos en el tiempo.
Sucedió que, gracias al internet, a las redes sociales y a amigos en común, dos personas, una mujer y un hombre, a quienes llamaremos Ella y Él se reencontraron en el ciberespacio después varios años de no saber nada el uno de la otra y al revés; compañeros de escuela y amigos en la infancia, por cuestiones que solo la vida o Dios, o la fuerza superior en quienes ustedes crean, podría explicar, cada uno creció y continuó su vida por su lado, hasta que varios años después se reencontraron. Para ese momento Ella pasaba por un bache en su relación, ya con dos hijos, y Él iniciaba la suya propia que a la postre, o hasta donde me alcanza la información, sería una relación definitiva.
Durante ese reencuentro, hubo sentimientos extraños, extraños para Él porque, tiempo después se sabría, Ella tenía muy claros los sentimientos que en ese momento y durante toda su vida mantendría hacia Él; no pasó de charlas, recuerdos, y nunca se mencionó o se dejó entrever siquiera, que había eso que, a fuerza de repetición, todos hemos aprendido a llamar “química”. Volvieron a separarse nuevamente durante años para volver a tener contacto, como les decía al inicio de este relato, mediante el internet. Al reiniciar el contacto, tal vez a muchos de ustedes les ha sucedido, el principio es demasiado formal, tal vez parco, para ir avanzando en la cercanía –algo de lo más raro y que tal vez los sociólogos y antropólogos ya están estudiando: cercanía con alguien con quien no tienes contacto físico-.
La familiaridad y confianza en las charlas llevó a recordar una vez más, aquellos años de la infancia y derivó en una serie de confesiones de Ella, que dejaron al individuo perplejo al principio, sorprendido, mudo (raro en Él), y los sentimientos que siguieron fueron: enojo, frustración, tristeza, impotencia. Tal vez lo que debería hacer es platicarles qué fue lo que Ella dijo que provocaron ese derrumbe de rocas dentro de Él.
Resulta que en aquellos lejanos días de la infancia, Él tuvo y mantuvo durante 5 años de escuela primaria un amor platónico infantil, otra niña que a su vez era amiga de Ella, y eran tan amigas que la niña objeto del embelesamiento de Él, le hizo prometer a Ella que nunca y bajo ninguna circunstancia se acercaría a Él; momento, lo que seguramente se preguntarán, o ya adivinaron, es ¿por qué le hizo prometer eso, si tenía seguro el amor infantil de Él? Bueno porque resulta que Él era el amor platónico infantil de Ella. Parece guión de telenovela, cierto. Poca madre de aquella niña por un lado, y por otro, no sienten algo por Ella? Ese algo para empezar es empatía.
La siguiente confesión fue que Ella cumplió al pie de la letra su promesa infantil y que nadie, ni siquiera su hermano gemelo, supo lo que sentía por Él. Y que durante toda su vida pensó en Él e imaginó y deseó muchas cosas a su lado, juntos. Durante la niñez anhelaba sentir su mano, en la adolescencia se preguntó cómo sería besarlo e imaginó sus labios, cuando el tiempo pasó deseó algo más, y durante su primer reencuentro –recuerdan que les dije que hubo sentimientos extraños, los sentimientos de ella los tenía muy claros y se los pueden imaginar, y si no se los imaginan es que no han amado y ahí sí no los puedo ayudar- que transcurrió, como ya dije, como un reencuentro de amigos, ambos estuvieron a un punto de dejar de serlo pero, por la dignidad e integridad de Ella y la total falta de percepción de Él, o estupidez, ya ustedes juzgarán, ese reencuentro quedó como un episodio más dentro de la historia.
La última confesión, de ambos, es que ese reencuentro estuvo a nada de ser un encuentro de cualquier tipo con esos dos tipos. Y que por muchas consideraciones, que ahora no tiene caso aburrirlos con ellas, no sucedió.
Epílogo.
Más o menos en tiempos actuales, al parecer, Ella y Él continúan sus vidas, separados, recordando aquellos años y todo el tiempo transcurrido, teniendo contacto sin tener contacto, adultos ya los dos, sus respectivas vidas hechas al lado de sus seres queridos.
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Las historias que les conté no sucedieron, o tal vez si, no recuerdo ya quién me las contó, aunque creo recordar la tristeza en los ojos de quien me las contó… y hasta me dan ganas de conocer a Ella… y para ya no aburrirlos me quedo pensando:
Qué habría pasado de haber roto una promesa a tiempo? De haber hablado a tiempo? De haber confesado los sentimientos a tiempo? De haber interpretado todo lo que sucedía a tiempo?...a tiempo